Lucía R., de 16 años, desde hace seis meses se somete a un cuidadoso tratamiento para combatir un acné cosmético que le provocó el uso excesivo de productos de cuidado de la piel. “Las redes sociales pueden lavarte la cabeza”, admitió en diálogo con LA GACETA y contó que todo empezó cuando decidió seguir los consejos de influencers de belleza sobre cremas para mantener una piel perfecta.

“No fue una sino varias las chicas que promocionaban productos que empecé a comprar, sin darme cuenta de lo que me iban a causar porque nunca había consultado con una profesional que realmente sepa del tema”, advirtió la joven. Así construyó una rutina de tónicos, cremas y aceites que terminaron provocándole daños profundos en el rostro.

“Hoy ya recibo la ayuda correcta para tratar mi problema y hablo con mis amigas de lo que puede costar económica y psicológicamente la búsqueda de ser perfectas, porque además de haberme lastimado la cara también le hice daño a mi cabeza”, remarcó la adolescente.

Lo que le pasó a Lucía tiene nombre y empezó a tomar auge durante la pandemia de covid-19. Se llama cosmeticorexia y los expertos la definen como la compra compulsiva de productos cosméticos y la adicción de activos antienvejecimiento. LA GACETA habló con profesionales de la salud que explicaron el alcance de esta problemática y la importancia de tomar conciencia.

Redes: armas de doble filo

Graciela Juárez, especialista en clínica médica y diplomada en medicina estética, remarcó que la cosmeticorexia puede ocurrir tanto en hombres como en mujeres, en niñas y en adolescentes.

“Hemos llegado a observar que la edad de aparición puede ocurrir a partir de los ocho o nueve años y es justamente por esto que es necesario hablar del tema”, indicó y añadió que ocurre cuando hay una falta de asesoramiento profesional por cuestiones de falta de tiempo, de comodidad o bajo la influencia de algún instagrammer.

EN REDES. Graciela aconsejó ser cuidadosos con lo que se consume de forma online.

“Instagram es un arma de doble filo por la desinformación que circula y que lleva a generar esta preocupación excesiva y adictiva por seguir ciertos cánones de belleza. Esto lleva a que personas de diferentes edades consuman permanentemente recetas mágicas con resultados que nunca llegan -explicó-. ¿Por qué ocurre esto? Porque en esa red social prevalece la utilización de filtros y entonces no ves pieles reales, no hay narices reales, no son bocas reales”.

Realzar la belleza natural

“El 50% de las consultas que llegan a nuestro gabinete corresponde a pacientes que vienen con millones de cremas y a veces ninguna sirve, o quizás puedo rescatar de ese abanico dos o tres como para tratar de adaptarla a su rutina”, explicó la médica a la vez que destacó que en todos esos casos la compra de productos se debió a la influencia de redes sociales.

“El manejo tiene que ser prudente, sobre todo en el caso de adolescentes y niños, que tienen que estar guiados por adultos, además de que el ejemplo que sus tutores les están proporcionando es crucial para dejarles, desde que son chicos, los conceptos claros”, puntualizó la doctora.

Y cerró: “Como médica estética yo tengo un eslogan en mi consultorio que es potenciar tu belleza, mejorar tu versión, no la versión basada en un prototipo. Es importante cuidarse pero no hacerlo en exceso. Es clave llevar un estilo de vida saludable, una alimentación sana, buena hidratación pero todo adaptado al tipo de piel y siempre con la consulta al profesional médico”.

Advertencias

Otra voz autorizada es la de Carmen Coronel, dermocosmiatra y psicóloga clínica, dueña de Salud y Belleza Consciente, que ve pasar por su consultorio a muchas pacientes que sin saberlo, padecen de cosmeticorexia.

“Lo vemos todo el tiempo en mi espacio, donde recibimos muchas chicas que sufren reacciones alérgicas, acné cosmético, por el abuso de productos que son comedogénicos y tapan los poros y la piel con dermatitis de contacto, que generalmente se produce cuando el cosmético irrita mucho o no es para ese tipo de piel”, detalló.

CUIDADOS. En su espacio, Carmen recibe consultas asociadas a esta problemática.

“He visto muchas reacciones adversas por cosméticos que las chicas no necesitan y que usan en exceso, además de las cremas”, dijo. “Esto impacta además directamente en el bolsillo familiar, pero más que nada en la mente de la persona que piensa que necesita muchas cosas para verse bien, cuando la realidad no es así”, añadió.

Menos es más

Carmen quiso dejar en claro un concepto muy importante a la hora de prevenir la cosmeticorexia, pero que también se aplica a otros tipos de trastornos causados por la necesidad de verse impecables. “Hay quienes sienten que al tener muchas cosas se van a ver mejor, y eso es un mito que hay que erradicar. Además de ser peligroso es innecesario y no se relaciona con la esencia de verse bien y saludable”, refirió la dermocosmiatra. “Uno no necesita tantas cosas para verse bien, lo ideal sería un asesoramiento profesional guiado porque cada piel es un mundo y tiene necesidades diferentes”, sentenció.

Sobre cuándo es un buen momento para comenzar a cuidar la piel, la especialista dijo: “En realidad siempre estamos cuidándola. Partamos de la base de que uno cuando tiene un hijo le coloca protector solar, lo baña con jabones hipoalergénicos, aptos para su piel. Entonces los cuidados empiezan desde la infancia”.

“Es importante entender que la piel se cuida toda la vida y es también una forma de culturalizar, de enseñar sana y conscientemente este concepto”, finalizó.

Qué dice la sociología

La socióloga Roxana Laks hizo un análisis al respecto de este tema en diálogo con LG Play, y advirtió que la cosmetorexia va camino a clasificarse como un trastorno psicológico. “Es una problemática riesgosa para la salud porque implica otras cuestiones de base relacionadas a la anorexia, la bulimia, la discriminación y el bullying”, detalló.

CRECER DE GOLPE. Roxana Laks afirmó que las infancias son cada vez más cortas.

“Las niñeces no son iguales a las de años atrás sino que cambiaron vertiginosamente. Ahora son más cortas, mientras que la adolescencia y la juventud se prolongan y la madurez, se estigmatiza”, agregó.

Miedo a envejecer

Laks, comentó: “los jóvenes no quieren llegar a tener las características físicas de un grupo etario que es estigmatizado, como las arrugas”, e incluso mencionó que hace tiempo se trabaja en buscar una conducta inclusiva hacia los mayores. “¿Por qué temerle a la madurez?”.

“La cosmeticorexia es sólo un síntoma. Hay una tendencia a endiosar la juventud y hoy lo podemos ver sobretodo en las niñas”, afirmó la socióloga y ejemplificó: “las nenas tienen esta idea de querer aparentar ser un poquito mayor por lo que hay una necesidad de ingresar antes a esa etapa que tiene mucho que ver con el mercado que existe”.

(Producción periodística: Ariane Armas)